La diligencia para empezar una actividad se funda en el momento que da la incipiente sensación de que lo empezado puede tener un alcance que sin ese primer paso hubiese impedido la vereda citadina o provenzal emprendida.
Todo comienza con un idear en lo imaginario y subjetivo y por ende, en el umbral de la realización. Querer empezar un proyecto colaborativo para hacer mejorar el desarrollode la empresa entre un nuevo socio y yo, o un círculo de estudio con amigos, o inculcar valores humanos a nuestro hijo en cualquier edad o grado escolar, etc. Dicho sentimiento que se lleva a la
realidad social, hace de la actividad una táctica que puede funcionar si
ponemos los medios y las ganas necesarias para que, con una
concatenación y efectividad de enfoque, sumemos a las personas, a las
herramientas y los ánimos para su realización.
Para tener, desde la concepción hasta la evolución un sentimiento y la
seguridad de que se va bien, pero más esa realización viendo más por su
culminación, con objetivos logrados y líneas de acción completadas.
Es de esta forma que el sentido del trabajo cobra un valor trascendente. Saber que además de que
el trabajo nos da para comer y el sustento para vivir, también lo puede
ser para extender los horizontes y ayudar a otros como colaboradores a
que con una trabajo coordinado, podamos no solo cerciorarnos de que la
unión hace la fuerza; sino que nos hará el trabajo más fácil, ayudará a
otros a que sean productivos y nos potenciará para evocar un cambio
permanente que dará cimientos a los demás para que su vivir haga que alcancemos como mundo y humanidad.
Es una táctica, que llevará a otros a ver luz en medio de tinieblas. La oscuridad de que como país no avancemos, de que el estancamiento de tal o cual proyecto productivo sea tratado: es sólo una puerta más que debamos abrir para darle planeación y ejecución.
Es una táctica, que llevará a otros a ver luz en medio de tinieblas. La oscuridad de que como país no avancemos, de que el estancamiento de tal o cual proyecto productivo sea tratado: es sólo una puerta más que debamos abrir para darle planeación y ejecución.
Ayudará a saber que lo que yo hago tiene repercusión en la vida de quienes me rodean. Porque su culmen, no es la mera realización de tal cual actividad sino el hacerse de la misma acción como si la tomara como propia. Será ahí cuando ese momento generador y creador tenga su cumplimiento en el tiempo, para enaltecer al bien y unirse ante la verdad.